EL NIÑO EN EL PRIMER SEPTENIO
La tarea principal que el hombre realiza en sus primeros siete años de vida es la construcción de su cuerpo físico, este es un periodo de estructuración en la cual las fuerzas que forman sus órganos actúan y es de esta manera que el niño logra “incorporarse con el mundo”.
Todo lo que rodea al niño sea sano o no, influye en su proceso de desarrollo físico, anímico y espiritual. Para el niño el mundo es bueno, la visión del mundo y las relaciones están enmarcadas por la bondad, él se entrega al medio a través de todos los sentidos y esto lo lleva a aprender por imitación.
El jardín de infantes basa su experiencia en el ritmo, (contracción – expansión) donde se practican cotidianamente actividades hogareñas y trabajos manuales con sentido práctico y bello. En la bella repetición de juegos, cuentos, pequeños oficios y manualidades, se hace posible el fortalecimiento de la voluntad del niño, desarrollándose así mismo la sensibilidad, la imaginación, la fantasía y la capacidad de asombro; habilidades dormidas que acercan al niño en sus imágenes, al conocimiento directo del mundo y sus contenidos.
De 0 A 3 AÑOS
Conquista del espacio físico
Andar
Poco después del nacimiento el bebé comienza a alzar su cabeza y una vez que ha desarrollado suficientemente la musculatura para mantener la cabeza en su posición erguida comienza a moverse a través del espacio. Primero se “arrastra” sobre el suelo, pero pronto eleva las rodillas bajo su cuerpo, los brazos se levantan y comienza a gatear. A cada logro conseguido en el proceso del movimiento le sigue otro nuevo. Paso a paso el niño aprende a elevarse en contra de la fuerza de la gravedad y manteniéndose en equilibrio, camina sobre sus dos piernas. La alegría de un niño que da solo sus primeros pasos es inolvidable.
Hablar
En el desarrollo de la capacidad lingüística se conforma la fina musculatura de los órganos de fonación y de la mímica de forma que queden bien adaptados para permitir la comunicación. El aprendizaje del lenguaje no solamente conlleva un solo cambio en la organización física, sino que también lleva a una diferenciación en la vida anímica del niño. El lenguaje empleado en el entorno de un niño tiene una importancia decisiva sobre el desarrollo del mundo de sus sentimientos.
Pensar
Para el tercer año aparecen las primeras frases se empieza a ver el niño aparte del mundo, no integrándolo como era antes, es aquí cuando se desarrollan los primeros destellos de pensamiento, se cierran las fontanelas, todo lo quiere hacer “yo solo.” Cuando comienza a tener conciencia de sí mismo hace conciencia del “yo” y se denomina “yo” a sí mismo.
De 3 A 5 AÑOS
Conquista del espacio social
En esta edad el niño busca intensamente experiencias rítmicas, en el movimiento: el columpio, el balancín; le gustan los cuentos con estribillos y repetición. Sus órganos de percepción establecen relación con el medio ambiente, antes su sentir estaba más ligado a la percepción de sus propias funciones, ahora en esta etapa ha nacido una nueva actividad que lo confronta con el mundo externo, que es la fantasía creadora, el juego se intensifica, busca reafirmarse a sí mismo y entra en un proceso de socialización más intenso. Al separarse cada vez más del mundo crea un vacío interior que lo llena transformando el mundo de acuerdo a sus necesidades.
El juego creativo es la actividad central en la vida de los niños sanos. Entre los tres y cinco años es la imitación de las vivencias diarias. El juego está sometido a cambios frecuentes, no existe ningún objetivo en él, no es falta de concentración en el juego, sino un alto grado de productividad, de “fantasía creadora”. El material de juego debe ser sencillo no muy elaborado, así los niños pueden transformarlo con imaginación.
De 5 a 7 AÑOS
De 5 a 7 AÑOS
Conquista del espacio espiritual
Las fuerzas formativas continúan su descenso empiezan a manifestarse en brazos, manos, piernas y pies. El tronco se alarga formando el talle, comienzan a destacarse los músculos, las articulaciones son más pronunciadas, se observan más esbeltos porque las costillas cambian de posición, la columna vertebral recibe la curvatura en forma de S, el cuello se alarga y se refuerza, la frente se aplana. Entra en la etapa de la imaginación pictórica y al finalizar hay una separación entre su yo y el mundo, sobreviene cierta apatía, pierden confianza en sí mismos entra un gran movimiento a nivel físico y anímico.
En esta etapa el juego se halla en la cúspide del infatigable juego creador, su actividad corresponde al afán del hacer y la alegría de crear. Alrededor de los 6 años al niño le encanta sentarse a hablar y hacer planes para los juegos, tienen un objetivo, determinan reglas de juego. Ahora empieza el despertar de la voluntad dirigida modificándose la relación con el mundo exterior, que se expresa a través de un juego con propósito o metas.
La fantasía se ha interiorizado y el niño tiene ahora la capacidad de crear imágenes sacadas de la memoria. En esta fase es necesario que el niño intensifique su voluntad, antes que necesite las fuerzas constructivas para el aprendizaje escolar. Las fuerzas formativas han culminado su tarea, ya no se ocupan de la maduración y estabilización estructural del cuerpo, se hallan a disposición del proceso de aprendizaje, se liberan las facultades para la representación, la memoria, la imaginación e inteligencia. Se ha alcanzado la madurez para la escuela.