«El conocimiento es luz
y el amor su calor».
Rudolf Steiner.
El miércoles 13 de agosto de 2025, el grado 5º del Colegio Waldorf Isolda Echavarría vivió una jornada inolvidable: la realización del pentatlón griego, una actividad que trasciende lo deportivo para convertirse en un ritual de crecimiento grupal e individual. Desde las primeras horas, los estudiantes demostraron no solo destreza física, sino también una profunda comprensión de valores como la colaboración, el respeto y la superación personal.
El mito de Perseo cobró vida en el Auditorio Benedikta Zur Nieden, donde los estudiantes de 5º grado protagonizaron una conmovedora obra de teatro que transportó al público a la antigua Grecia. Con máscaras, trajes simbólicos y movimientos armoniosos, los jóvenes recrearon el viaje del héroe —desde su nacimiento hasta la victoria sobre Medusa— destacando valores como la valentía, la astucia y la confianza . La puesta en escena, impregnada de elementos propios de la pedagogía Waldorf, resonó no solo como un ejercicio académico, sino como un reflejo de la propia travesía de los estudiantes: enfrentar miedos, descubrir la fuerza interior y transformar los desafíos en actos de belleza y superación.
Uno de los momentos más conmovedores llegó durante la carrera de resistencia. Lejos de competir por llegar primero, el grupo decidió correr unido, apoyándose mutuamente y ajustando el paso para que nadie quedara atrás. Estudiantes que al inicio mostraban un espíritu competitivo optaron por acompañar a sus compañeros, priorizando la cohesión sobre la rivalidad. Este gesto reflejó la esencia del pentatlón en la pedagogía Waldorf: vencer miedos, no rivales.
Cada disciplina del pentatlón estuvo diseñada para fortalecer aspectos específicos del ser:
Las familias se involucraron con entusiasmo en la elaboración de coronas de laurel, la decoración del espacio y el apoyo logístico. Su participación reforzó el mensaje de que el pentatlón es un rito comunitario, donde todos contribuyen al crecimiento de los niños. La maestra tutora María Estephany Giraldo Movilla y el cotutor Edwin Alonso Jaramillo Escobar destacaron la apertura y disposición de los padres, esenciales para el éxito del evento.
Este pentatlón no es un hecho aislado, sino la culminación de años de desarrollo motor y anímico. Para los estudiantes de 5º grado, marca el inicio de una nueva etapa: la conquista de su autonomía y la preparación para los retos de 6º, donde continuarán fortaleciendo su cuerpo y espíritu sin caer en la competencia destructiva.
El pentatlón evoca la antigua armonía griega entre cuerpo, alma y espíritu. En Grecia, los juegos olímpicos no premiaban la derrota del otro, sino el autodominio y la belleza del esfuerzo colectivo. Así, este evento permite a los estudiantes experimentar su propia “etapa griega” –a los 11 y 12 años–, donde el equilibrio físico y anímico les permite moverse con gracia y libertad, como auténticos discípulos de Apolo (la conciencia) y Dionisio (la vitalidad).
Un momento igualmente especial se vivió junto a la euritmista Nancy Arias, quien guio a los estudiantes en la coreografía de la estrella de cinco puntas. Esta figura simboliza las cinco corrientes vitales que recorren el cuerpo humano. Aunque el ejercicio parecía sencillo, exigió concentración y esfuerzo mental, reforzando la conexión entre geometría, movimiento y espiritualidad.
El pentatlón griego en el Colegio Waldorf Isolda Echavarría no es una competencia: es una celebración de la vida en comunidad. Los niños de 5º grado demostraron que, cuando se prioriza la unión sobre el individualismo, el verdadero triunfo es el crecimiento colectivo. Una semilla que florece para formar seres humanos libres, conscientes y capaces de transformar el mundo con empatía y belleza.
«No se trata de llegar primero, sino de llegar juntos».