Tras el trabajo personal y la renovación de la fuerza interior que se vive durante la época de Micael, llega el período de los oficios, un momento especial que ofrece la oportunidad de experimentar el trabajo diario con un sentido más profundo, entusiasta y rítmico.

En esta época, observamos cómo los frutos de la cosecha se transforman gracias a diversos oficios. Los niños del jardín se adentran en el valor del trabajo humano, comprendiendo que es tanto un derecho como un deber que enaltece a cada persona y contribuye al bienestar de la sociedad.

La época de los oficios representa un bello paso de la individualidad a la colaboración a través del trabajo en comunidad. Los niños se acercan a los oficios tradicionales, vivenciando el valor de hacer las cosas con sus propias manos y participando en el proceso artesanal de creación. En esta etapa, los oficios se interiorizan mediante imágenes evocadoras en cuentos, canciones, versos y actividades diarias, inspirados en el ejemplo de los adultos cercanos, quienes con su dedicación y esfuerzo ofrecen un modelo inspirador.

En el primer septenio, los oficios tradicionales, aquellos que han acompañado a la humanidad desde tiempos antiguos, son especialmente valiosos. Estos surgieron como respuestas a las necesidades humanas y han permitido el desarrollo de habilidades fundamentales. Para los niños, los gestos y movimientos asociados a estas labores les ayudan a equilibrar sus sentidos y a descubrir la alegría de explorar roles y personajes mediante la imitación de su entorno.

Durante este tiempo, los niños aprenden a valorar el trabajo de los demás, reconocen la dignidad de quienes ofrecen su esfuerzo y se integran a la realidad cultural de su comunidad. Además, al realizar actividades con sus propias manos, se les permite vivir el proceso de creación artesanal de manera significativa.

Oficios como el de carpintero, joyero, peluquero, lustrador, cocinero, artesano y pintor se interiorizan a través de las historias y canciones diarias, además del ejemplo de los adultos cercanos. Estas experiencias inspiran a los niños a imaginar, imitar y emprender con entusiasmo sus propias labores, según su momento evolutivo y personalidad única.

La época concluye con la Fiesta de los Oficios, celebrada el 31 de octubre, una festividad que ofrece a los niños imágenes auténticas y bellas, muy cercanas a la esencia del ser humano. Este momento crea una barrera protectora frente a la tradición de Halloween. Durante la celebración, los niños combinan su imaginación con el deseo de aprender y crear, construyendo con sus propias manos objetos que luego llevan a sus hogares como símbolo de su experiencia.

Además, los estudiantes de primaria se unen a esta celebración, llenando de alegría y color la jornada con un hermoso carnaval y un acto cívico. Este momento especial resalta la importancia de la identidad cultural y la responsabilidad social, donde cada niño participa activamente y experimenta la cooperación y el respeto por la diversidad.