En Herscheid (Westfalia), cerca de Lüdenscheid nació el 18 de agosto de 1910, un mes calentado por el sol. De ahí su amor por el astro.

En una tranquila casa campestre creció junto a su hermana menor, Ana María. Sus dos primeros septenios transcurrieron sin eventos especiales.

Con 14 años ingresó a un internado, donde tuvo su primer contacto con personas cercanas a la Antroposofía.

Como alumna promedio obtuvo su grado en un internado en Kassel, luego comenzó estudios de fotografía en Berlín. Ella siempre amó el arte y los domingos siempre los dedicaba a la visita de museos. Años más tarde, con sus frecuentes viajes a París, pudo seguir mejor sus intereses artísticos.

Durante el cuarto septenio su vida tuvo un vuelco total porque un colombiano entró en su vida (Diego Echavarría Misas) y emprendió, con él, un rumbo hacia América… Este nuevo mundo, al cual se adaptó fácilmente, se convirtió en su segundo hogar y solo lo abandonó a los 80 años, para pasar sus últimos años en Westfalia.

En Colombia vivió como ama de casa en una hermosa casa campestre en las afueras de Medellín. Ahí pasaba su tiempo en el contacto con los animales y el cuidado de un gran jardín lleno de frutales, donde su marido tenía sembradas las más variadas clases de naranjas.

En la mitad de su vida, durante su quinto septenio, tuvo lugar un acontecimiento decisivo y maravilloso, el nacimiento de su única hija, la cual solo tuvo un corto paso por esta vida, ya que a sus 19 años regresó al mundo espiritual.

Luego de este difícil momento la pareja se dedicó a las obras sociales. En estos países las obras sociales y los eventos culturales se realizan por iniciativas privadas. De esta manera surgió una biblioteca pública, un pequeño hogar para ancianos, también fue donado el terreno para la fundación del Colegio Alemán. Así pasaron los años, ocupándose del bienestar de la comunidad.

Cuando murió el esposo de la Señora Zur Nieden, ella completó su noveno septenio y a partir de ahí decidió realizar su más grande sueño: El nacimiento de una Escuela Waldorf. Luego de varios años de preparación, sobre todo la capacitación de varias maestras en Brasil, se pudieron abrir dos grupos de jardín para iniciar este proyecto.

El último gran acontecimiento para la Señora Zur Nieden fue su cumpleaños número 80, el cual fue muy festejado pero también significó una despedida. Su hermana la llevó nuevamente a Alemania. La despedida de la gente querida, de los niños y del sol no fue fácil, pero era el destino.

Las hermanas pasaron algunos años más, felices en la casa Hermann Keiner.

Mi verso de confirmación: 1936
“El que camina en la oscuridad no sabe hacia donde va mientras no tengan la luz; abran sus corazones hacia ella para que sean hijos de la luz”.

BENDIKTE ZUR NIEDEN.